La casa se asienta sobre un lote a la laguna, que ofrece visuales cambiantes y puestas de sol maravillosas sobre el agua, llenando de poesía los ambientes.
La fachada reserva la puerta de acceso principal, ubicándola luego de un espacio semicubierto, flanqueado por dos cocheras. A la calle, otra puerta de madera y muros bajos, dan privacidad al ingreso.
En el hall de acceso impacta la lucarna ubicada en doble altura, que ilumina el balconeo sobre el estar y la escalera. Esa luminosidad destaca las texturas naturales de la madera, elemento muy presente en toda la casa, y revela las trasparencias de los vidrios, los metales y las piedras utilizadas en la materialización.
La funcionalidad es contemporánea y, por premisa dada por los propietarios, los ambientes tienen cierta formalidad que los enriquece. Escritorios para los adultos y los hijos, así como zonas de estar íntimo y sociales diferenciadas para los más jóvenes, se suman a amenities como un equipado gym, una increíble isla de grabación y canto y una piscina cercana que llena los ambientes de sonidos de agua.
Relacionado con la cocina, el quincho avanza sobre el jardín con sus paredes vidriadas, gran parrilla metálica con barra que la complementa y una amplia zona de comedor.
La galería semicubierta, expansión del estar, se ubica frente al jardín y la gran zona de piscina y solárium.
Riego, accesos, cortinas, riego, iluminación y demás funciones domésticas fueron domotizadas, facilitando la habitabilidad. Se instaló piso radiante y equipo central frío calor VRV.
La energía mediterránea de la casa es el lenguaje que habla también el contrafrente, con su paisajismo diseñado para resistir vientos y soles sin perder belleza, la presencia mágica del agua, y los espacios creados por el arquitecto Alejandro Apa para convocar y celebrar la vida cada día.