Aires romanos en las alturas de los muros moldurados y coronados con tejas cerámicas. La fortaleza y rusticidad de la piedra que recubre gran parte de la fachada principal, el hogar en el living y el quincho posterior arma un atrevido contrapunto con la presencia del vidrio en grandes paños fijos, ventanas y puertas. Estas aberturas establecen, además, un íntimo diálogo de los ambientes interiores y el exterior, sensación que se amplía en la fachada posterior, totalmente abierta al jardín. Allí, las dos galerías, separadas y con funciones sociales la relacionada al estar, y de quincho, la relacionada con la cocina, generan espacios de transición muy usados en asociación con la piscina.
El salón social principal se integra a la gran cocina a través de una puerta corrediza que puede separar los ambientes cuando se lo desea. La cocina, sumamente luminosa y equipada con la última tecnología en muebles, luce inmaculada, habilitando el osado tono brown elegido para una de sus paredes.
La puesta despojada y la inexistencia de trabas visuales en los importantes aventanamientos potencian espacialmente la funcionalidad interior.