Firmada por el arquitecto Martín Clariá y con la colaboración de la arquitecta Teresita Ferraris, la vivienda, de elegante imagen y práctica funcionalidad, se define con líneas suaves y por su clasicismo perdurables en el tiempo.
Instalado con su estudio en Lomas de San Isidro, el arquitecto Martín Clariá –recientemente desvinculado del Estudio Clariá & Clariá del que fuera cofundador– comenzó una nueva etapa profesional junto a sus hijos y a viejos colaboradores.
La obra elegida para presentar formalmente su nuevo estudio tiene relación con la modalidad de sus integrantes: se buscó un proyecto de líneas atemporales, calidad constructiva y funcionalmente moderno. “Los requerimientos de los propietarios fueron simples y concretos: una cocina amplia –a la propietaria le gusta cocinar para su familia y sus amigos y lo hace muy bien–, ambientes también amplios y con cielorrasos altos, para disfrutar sensación de amplitud. Buenos ventanales y una galería cómoda, donde se pueda comer un asado hasta los días de lluvia”, explica Martín Clariá.
La imagen exterior se diseñó despojada, formal hacia el frente y muy volcada hacia el jardín posterior donde transcurre gran parte de la vida familiar y social. La galería, relacionada con el living comedor y con la cocina, está sectorizada en área de estar y quincho. Es una perfecta transición entre el jardín y el interior.
La suite principal, en la planta baja, tiene acceso directo al jardín posterior; los dormitorios secundarios, en la planta alta, cuentan con expansión aterrazada hacia el jardín.
Las dependencias de servicio con lavadero y patio, se ubican en un ala lateral de la casa, con escalera independiente.