La época que nos toca vivir ama el movimiento, es adicta al sol, a los espacios libres y a la vegetación formando parte de la arquitectura. También detesta el encierro, pero no busca una exposición explícita; elige proteger su intimidad con formas frecuentemente tradicionales, recreadas con materiales que no requieran mantenimiento y que respeten el medio ambiente. La época que nos toca vivir también ama los ambientes integrados que faciliten las actividades familiares en conjunto, pide cocinas amplias y hospitalarias para cocinar y recibir amigos, y prevé espacios para el desarrollo y la diversión de los más pequeños de la familia.
Fue esta época y sus códigos de vida la que inspiró este proyecto de Vaccarezza, Tenesini y Angelone Arquitectos para una familia joven con hijos pequeños, donde la libertad se siente y vive casi como una premisa proyectual.

Los ambientes, que parecen negados a la calle, en realidad están totalmente abiertos y reservada su intimidad a través de un conjunto de lamas horizontales de aluminio que combina perfectamente con el acabado piedra París de la mampostería. Esos quiebravistas proveen visuales y luz al interior, a la vez que lo protegen.

En el contrafrente, los ambientes se alargan hacia el afuera con terrazas paisajísticas y galerías que rematan en un espectacular fogón rodeado de bancos, de uso todo el año, tanto de noche como debajo del sol.
En el amplio baño de la suite, de inspiración finlandesa, la bañera cerámica se instaló a lo largo de un gran ventanal corredizo que permite las visuales desde adentro, pero da privacidad total desde afuera.
El diseño tecno, el interiorismo que lo exalta con su elegancia, un proyecto lumínico escenográfico y espacios diseñados en función del disfrute placentero de la vida, sintetizan en esta obra el concepto y las claves de la casa contemporánea.