Un imponente portal en doble altura, preside la gran fachada neoclásica. Simétrica, armónica y con una impecable ejecución, utiliza los realces que le aportan la iluminación y el paisajismo para destacar sus formas atemporales.
El corazón de la casa es su piano nobile, en doble altura, con grandes aventanamientos abiertos al jardín y toda la majestuosidad que impone un estilo clásico que, aunque aggiornado e intervenido para que responda al confort que demanda la vida actual, mantiene los códigos de una arquitectura atemporal.
Uno de los gestos hacia el mencionado aggiornamento es la gran cocina integrada, aunque por la gran superficie del ambiente se produce una separación natural entre las distintas zonas del espacio.
La escalera actúa como ordenador y elemento de diseño, con sus peldaños revestidos en mármol con vetas en la gama del marrón, y las barandas de vidrio de seguridad, que continúan en todo el balconeo de la planta alta.
La galería recorre todo el ancho de la casa, orientada al jardín posterior, con vistas a la piscina y a la laguna de la urbanización, y tiene vivencias propias, generadas tanto por su amplia superficie como por su equipamiento. El espacio semicubierto y con columnas se protege con cerramientos de hojas transparentes plegables, permitiendo así el uso del lugar todo el año, independientemente del clima.
Propuesta como un amplio estar social, de transición entre el interior y el jardín, la galería cuenta con la misma climatización central que el resto de la casa.
En toda la vivienda se percibe la conexión de los ambientes con el exterior, y la ganancia de luz y sol que le aporta la acertada ubicación del volumen en el terreno.