Rematando una de las fachadas laterales, un gran volumen curvo revestido artesanalmente en piedra personaliza el proyecto, junto a las aberturas con arco de medio punto, el balcón con pérgola de madera y un exquisito porche resuelto con arcos que protegen la puerta vidriada de doble hoja.
Los ambientes de la planta baja se abren y reciben sol y visuales del imponente patio interior. El living comedor expande hacia el jardín posterior y hacia el lateral, combinando puesta interior con vistas naturales. La protagónica escalera curva se enriquece en su recorrido por la aparición de ventanales que le proveen luz natural.
El sector familiar y el quincho, criteriosamente integrados, son espacios que resuelven eficientemente el día a día de los habitantes y ofrecen magníficas imágenes del atardecer y la piscina.
En el contrafrente, el volumen pétreo del quincho avanza hacia el jardín, generando una L que ofrece privacidad al solárium y la galería.
En la planta alta, el balconeo se genera con un espacio íntimo, y el patio interior vidriado continúa con su protagonismo. La suntuosa suite principal cuenta con un amplio baño compartimentado, dos vestidores y expansión aterrazada al jardín, donde un rincón de fuego es el toque romántico que demandan los atardeceres.
Tres suites con vestidores y baños con hidromasajes, una de ellas con salida al balcón con pérgola de la fachada, detalle que nutre el estilo toscano elegido, y una sala de estar íntima con aberturas hacia el frente, complementan el segundo nivel de la casa.
En la planta baja se colocaron pisos de mármol travertino turco.
El volumen del quincho avanza sobre el jardín posterior generando, con hierro y vidrio repartido, arcos de medio punto y un gran desarrollo interior, un espacio de gran calidad para la vida familiar y social, de uso todo el año. Frente al quincho, la piscina provee visuales a toda la casa, con su hidromasaje, agua climatizada y desborde infinito.
El proyecto lumínico utilizó piezas pensadas especialmente para cada lugar.