La vital aislación térmica


El aislamiento térmico de un edificio es tan importante en invierno como en verano, ya que en la temporada estival aparece el problema del enorme consumo de energía eléctrica que requieren los equipos de aire acondicionado.

El elevado consumo de energía en las ciudades agudiza el agotamiento de los recursos energéticos y el incremento de las emisiones causantes del efecto invernadero. Los beneficios de un buen aislamiento térmico tanto en invierno como en verano fue un tema desarrollado en las Jornadas 2009 de Uso Racional de la Energía y Aislación Térmica de la Construcción, organizadas por la Asociación Argentina de Poliestireno Expandido.

El profesor arquitecto Pablo Azqueta –Asesor Técnico de la Asociación Argentina del Poliestireno Expandido- especialista convocado para desarrollar este tema, entre otros conceptos sostuvo: “Es habitual pensar que la aislación térmica es sólo necesaria para las bajas temperaturas. No existe el hábito de aislar ni hay una legislación que determine el carácter obligatorio de las normas de uso racional y eficiente de la energía. En invierno, en la zona central del país es posible ahorrar más de un 40% del gas que se consume en calefacción con un adecuado aislamiento térmico. El análisis de la condición de verano es más difícil de realizar debido a las innumerables variables que intervienen: la localización del edificio, sus orientaciones, la relación entre el volumen habitable y la superficie de la envolvente, el porcentaje de superficie vidriada, las protecciones solares, los colores de las superficies y las ganancias interiores de calor. No obstante, lo que es seguro durante la época estival, aunque resulte más difícil de cuantificar y generalizar, es la significativa reducción de los consumos de energía para refrigeración y la dramática disminución de la potencia necesaria en equipos de climatización, con la consecuente reducción de costos iniciales y de funcionamiento. En climas cálidos, una casa de 100 m2 necesitaría de dos a cuatro toneladas de refrigeración -cada tonelada de refrigeración representa 3.000 frigorías-. Una aislación térmica de mediana eficiencia requeriría una inversión del orden de 1.200 a 1.400 dólares y esto reduciría la potencia de refrigeración necesaria en aproximadamente un 50%. Como cada tonelada de refrigeración instalada insume cerca de 1.000 dólares, la amortización de la inversión en aislamiento térmico será instantánea y producirá una ganancia neta tanto en la instalación como a lo largo de la vida útil de la vivienda, por el menor consumo de energía de funcionamiento.”
Para mitigar la carga térmica estival, Azqueta brinda algunos consejos: “Una vivienda medianamente bien aislada de la zona central, debería tener una aislación de 5 cm de EPS -Poliestireno Expandido- en sus paredes, cuando lo más común es que no cuenten con ningún aislamiento adicional. En el caso de la cubierta sería necesario como mínimo unos 7 cm espesor de EPS para la mayoría de los casos. El EPS -Poliestireno Expandido- es una espuma rígida compuesta por millones de celdillas microscópicas conteniendo aire ocluido que ocupa el 98% de su volumen y como el aire quieto es un mal conductor del calor, el EPS alcanza alta eficacia como aislante térmico. Tal característica se mantiene inalterable a lo largo del tiempo, aún en las peores condiciones climáticas. Su elevada capacidad aislante no se ve afectada por la acción del agua o la acumulación de polvo en su superficie. Sumada a una excelente relación costo-beneficio, por su bajo peso el EPS reduce gastos de transporte y mano de obra, y es un material de fácil colocación. Por otro lado, es difícilmente inflamable y no es sustrato nutritivo para bacterias, hongos o parásitos. Es un material inerte que carece de nutrientes que sirvan de alimento de insectos o roedores y, elastificado, es un aislante de ruidos de impacto, colaborando con el aislamiento acústico general. Respecto de su impacto ambiental, es 100% reciclable, inerte y biológicamente inocuo, no afecta el sustrato ni las aguas subterráneas, no contiene agentes de expansión que dañen la capa de ozono ni emite contaminantes a lo largo de su vida útil.
Además de la aislación de toda la envolvente, se deberá prestar particular atención al diseño de los techos, generalmente las áreas de mayor incidencia de la radiación solar en especial en las áreas Centro y Norte del país. Conviene recordar que los colores claros absorben menos radiación que los oscuros. En los climas cálido-húmedos y en general lluviosos del Noreste, del Litoral y de algunas regiones del Norte del país, convienen las cubiertas con buena pendientes, bien aisladas y preferentemente livianas. Son aconsejables las galerías y aleros que sombrean paredes y solados, y es imprescindible la protección solar de las zonas vidriadas, resultando importante la distribución estratégica de las aberturas a fin de facilitar las ventilaciones cruzadas.
Arboles y enredaderas -perennes o caducas según la región- son un buen complemento. No obstante, cuando concurren temperaturas y humedades elevadas el Confort Higrotérmico Natural es más difícil de obtener. Si por el contrario el clima es seco como el de las zonas áridas o semiáridas del Centro-oeste y del Noroeste del país, caracterizado por lluvias escasas y grandes amplitudes térmicas diarias, la inercia térmica que aporta una envolvente pesada de buen espesor permite que el calor diurno, incrementado por la importante radiación solar, se acumule en la masa del edificio que, cerrado, permanecerá fresco durante el día, mientras que parte del calor que se va acumulando en la masa de las paredes a lo largo del mismo, será entregado al interior de la vivienda durante la noche, cuando la temperatura exterior haya descendido sensiblemente. Si aún con todos estos recursos naturales no se lograra entrar en confort, se puede mejorar humectando el aire, en los climas secos, o secándolo, en los climas húmedos y, en ambos casos, provocando el movimiento artificial del aire mediante ventiladores, preferentemente de techo, siempre que la cubierta esté adecuadamente aislada. Si esto aún no resultase suficiente, se podrá recurrir entonces a un equipo de aire acondicionado. No obstante, este aparato consumirá mucha menos energía que si no hubiésemos aislado debidamente la envolvente y reducido la carga térmica. No debemos olvidar que la energía más limpia y barata es la que no se consume”.
En 2025 casi dos tercios de la población mundial vivirá en ciudades, incrementando el efecto de isla de calor que se manifiesta mediante un aumento de la temperatura de entre 5º y 10º C, respecto a la región rural circundante. A causa del calentamiento global se estima que la zona central del país, que alberga la de mayor concentración poblacional, tenderá a la subtropicalización en tanto que el noroeste de Mendoza se desertizará. Esta zona Bioclimática Templado-Cálida verá incrementadas las temperaturas estivales provocando mayor demanda energética para la climatización. Tal demanda resultará difícil de satisfacer en el corto plazo por el incremento de los costos de la energía y en el mediano plazo, por el agotamiento de los recursos. www.aislarbien.com.ar y www.aape.com.ar.